Nos fuimos de Vega sin mirar atrás. Demasiado ruido, demasiada gente y cero charcos interesantes. Pero después de ferry, motos molestas y muchos kilómetros... encontramos un lugar secreto solo para nosotros.
en plena naturaleza 🌲
¡Pasamos el Círculo Polar en ferry! Cola infinita, tres travesías, túneles y fiordos… pero acabamos durmiendo en un rincón del paraíso sin multitudes.
Escaleras infinitas en Reinebringen, pueblos con nombre de vocal (hola, Å), y un sitio tranquilo para dormir sin fiordos ni postureo, pero con mucho encanto.
Caminata hasta una playa salvaje, baño valiente de papi, excavaciones intensas de mi parte... y un final inesperado en un rincón de paz junto a un lago, tras cruzar un pueblo que prometía más de lo que daba.
¡Triángulo montañero en Senja! Subimos a Segla y Hesten con vistas de postal y sin multitudes. Luego otro ferry más. El final del día: fiordo, silencio y siesta en modo deluxe.
Hoy crucé puentes altísimos, bajé por un túnel bajo el mar, exploré iglesias, barcos y teatros en Tromsø, y acabé el día junto a un fiordo viendo a papi Edu bañarse como un loco.
¡A las 3:30 salí a hacer pis y el fiordo casi se traga la cámper! Luego exploré búnkeres alemanes en una colina con vistas épicas y encontramos un rincón secreto junto al mar para dormir.
¡Hoy vimos una catedral en espiral que parece una galleta mágica, cruzamos media Noruega y acabamos durmiendo al lado de unas ruinas misteriosas que dan un poco de yuyu pero con vistas brutales al fiordo!
Viajamos hasta el mismísimo Cabo Norte, pero no vimos nada. La niebla lo cubría todo. Por suerte, encontramos un rincón escondido con vistas, silencio… y una historia inesperada.
Nos fuimos hasta Knivskjelodden, más al norte que el norte. Paseo de seis horas, monumento, faro y, al final del día... ¡la famosa no-puesta del sol con 200 autocaravanas y 50 renos!
Piedras con forma de ventana, playas sin agua y lagos traicioneros. La tranquilidad duró… hasta que los mosquitos organizaron su fiesta.
Entre bosques finlandeses sin haber salido de Noruega, cruzamos un puente sin guardias y ¡pum! país nuevo, reno incluido. Museo para humanos, siesta para mí y noche en una cantera gigante.