Subimos el Charmant Som como dos cabras con prisa. Casi no llegamos antes del anochecer, pero hicimos cumbre, selfies y bajamos corriendo. ¡Día épico en la Chartreuse!
Visitamos el palacio más surrealista de Francia, hecho por un cartero con mucha imaginación y cero prisa. Acabamos empapados en un cementerio y refugiados junto a una iglesia en mitad de nada.
Casi huimos de la lluvia, casi hacemos senderismo, casi nos volamos en un lago y casi dormimos donde no se puede. Pero oye, lo importante es que casi todo salió bien.
Hoy cruzamos media Francia, intentamos una excursión frustrada por la lluvia, vimos el famoso viaducto de Millau desde arriba y dormimos al lado de un menhir y un Cristo, como buenos galos devotos.
Buscábamos playa y acabamos excavando hoyos, esquivando barreras y buscando agua a ritmo de caracol. Dormimos donde las viñas han cambiado de look desde la última vez.
Hoy empieza un nuevo viaje. Hemos dejado Berga, a la yaya y a tito Joan (que se ha quedado cortando pelos), y ya hemos pasado la frontera como dos auténticos contrabandistas. ¡Vuelvo a ser perro viajero!
Explorando un centro comercial en Barcelona me topé con algo inaudito: un perro que no huele. ¡Era un robot! Os dejo los vídeos para que veáis mi cara de "¿qué brujería es esta?"
¡Papi y tito Joan se van de fiesta y me dejan con mi pienso asqueroso! Mientras ellos disfrutan, os dejo unas fotos para que imaginéis cómo sería la fiesta con mi toque perruno. ¡Qué injusticia!
Después de 303 días, llegamos a casa. Con el gasoil justo y por carreteras con muchas curvas llegamos a Berga. ¡Qué alegría ver a mi títo Joan y la Yaya! Ahora toca descansar... y hacerme el rey de los sofás.
Montañas, curvas y un final inesperado en Molló. Así fue nuestra aventura desde Francia hasta España, con fotos épicas y un descanso junto al punto verde. ¡Una historia que huele a viaje (y más cosas)!
Una lavandería salvó a mi papi de la catástrofe textil, una playa perruna me hizo el día y terminamos en un rincón tranquilo cerca de Béziers. ¡Qué jornada de aventuras y ladridos!
Hoy despedimos los Alpes y pasamos por Aviñón, viendo su puente "a ninguna parte". Terminamos en un aparcamiento tranquilo, ¡ideal para descansar y soñar con la próxima aventura!