Hoy tampoco hubo madrugones ni estrés: arrancamos pasadas las doce, como auténticos señores de la carretera. Y como en Noruega el sol parece no tener reloj, pues ni tan mal.
Nos pusimos en marcha y recorrimos unos treinta y cinco kilómetros de carretera preciosa, rodeados de lagos que parecían espejos y montañas con pinta de querer salir en una postal. Llegamos a nuestro primer destino: Tvindefossen, una catarata alta y elegante, que cae en varios hilos de agua como si alguien hubiera desenredado un ovillo de nubes. Nos pareció bonita, pero quizá ya tenemos la mirada un poco "afilada" de tantas cascadas espectaculares que hemos visto últimamente. Eso sí, las fotos y los selfies no podían faltar, porque si no ¿cómo íbamos a presumir luego?
Después de posar con más estilo que un modelo en Milán, seguimos hacia Nesheimstunet, un pequeño conjunto de casitas tradicionales, de esas con tejados de césped donde casi te imaginas duendes asomándose por las ventanas. Me hicieron posar delante de una de las casas, como un auténtico explorador noruego. Eso sí, sin casco vikingo ni tonterías, que uno tiene su dignidad.
De vuelta al coche, hicimos otra horita de ruta hasta llegar a Undredal, un pueblecito famoso por su queso de cabra, aunque nosotros veníamos buscando sitio para pasar la noche, no una cata gourmet. Los comentarios en Park4Night eran todo un poema: varios viajeros contaban que había hombres gruñones que venían a decir, de malas maneras, que allí no se podía pernoctar.
Decidimos arriesgar y elegimos un llano al lado de un puente y un río bastante ruidoso. De esos que te arrullan para dormir… o te dan ganas de hacer pis cada media hora. Ya había unas cuantas cámpers más instaladas, pero ambiente social cero. Ni siquiera se acercaron a saludar a un bodeguero andaluz irresistible como yo. ¡Qué falta de sensibilidad!
Así que nos instalamos discretamente, escuchando el río y dejando que la tarde nos envolviera sin sobresaltos. A veces la verdadera aventura es simplemente encontrar un sitio tranquilo y cruzar los dedos para que ningún señor enfadado venga a fastidiarte la noche.
Añadir nuevo comentario