Es curioso como a veces un día puede pasar sin hacer nada, sin aburrirme y sin pasar demasiado tiempo en coche. Hoy ha sido uno de estos días.
Por la mañana nos quedamos bastante tiempo en el sitio donde habíamos dormido. Mi papi se bañó brevemente en el río pero el agua estaba helada. Mientras tanto yo me quedaba a una distancia prudente.
Sobre mediodía salimos del sitio y casi sin parar nos fuimos en coche por carreteras ya conocidas. Llegamos a otro sitio en la naturaleza, cerca de la ciudad de Vayk, para comer y descansar. Cuando nos despertamos de la siesta estábamos rodeados de Ladas. Resultó que eran de un grupo de unos 15 neerlandeses que iban a acampar en aquel sitio. Mi papi habló un buen rato con ellos, o mejor dicho interrogaron a mi papi. Y todos o casi todos entraron en la cámper para ver la maravilla por dentro.
Tuvimos que salir para hacer compras en Vayk y luego seguimos hasta llegar a nuestro sitio de pernocta, en un cañón cerca del monasterio de Noravank.
Por mucho que mi papi intentó nivelar la cámper, no fue capaz de ponerlo en horizontal. Pero a mí me da exactamente igual.
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