Exploramos Helsinki bajo la lluvia, descubrimos la Catedral Uspenski y nos perdimos en un bosque cerca de Porvoo. Un baño en el mar, barbacoas y momentos inolvidables. ¡Aventura nómada total!
aparcamiento (rural) 🅿️🌲
Llegamos en ferry a Finlandia. Bosques, siestas y lagos. Vimos jaulas para perros en el súper y unos fregaderos misteriosos al aire libre. ¡Mañana toca investigar!
Exploramos una ciudad encantadora (pero algo escasa de monumentos), luchamos contra señales de tráfico suecas y dormimos con el arrullo de un arroyo en plena reserva natural.
Hoy tocó puente gigante, paseo por la naturaleza y un puente tibetano con suelo trampa. Pero papi ya sabe: ¡Chuly en brazos y seguimos explorando como campeones!
Pies a la obra en Skellefteå, donde hasta las casas huelen a madera fresca. Luego, carretera y grava hasta un rincón tranquilo cerca de un lago. ¡Sin turistas pero con historia!
Visitamos una aldea con más casitas que habitantes, una ciudad que no dice mucho y una playa donde nadie se moja. Menos mal que acabamos el día entre árboles y sin humanos gritando.
Cruzamos en ferry a la isla de Senja, donde las montañas parecen dragones dormidos y el bacalao se seca colgado como ropa interior vikinga.
Seguíamos huyendo del hiper-turismo y encontramos un rincón escondido entre árboles, sin vistas pero con mucha paz... y unos senderos sorpresa que valieron oro.
Llegar a Lofoten no fue fácil: colas infinitas, ferry lleno, y yo encerrado en el garaje del barco. Pero conseguimos sitio Premium Plus para dormir. ¡Guau!
Subimos las impresionantes escaleras de Midsund, con 3.292 escalones hasta 729 metros, disfrutando de vistas increíbles. Fue una caminata épica y desafiante.