Día 185

Audio file

Durante la noche la cámper se convirtió en nuestro refugio espacial en medio del Monte Olimpo, donde el frío nocturno parecía querer retarnos a un concurso de quién puede tiritar más fuerte. Pero con nuestra calefacción de alta tecnología estábamos más calentitos que un perrito en una manta eléctrica. ¿Quién necesita mantas cuando tienes calefacción, eh?

Después de desayunar como auténticos campeones el sol asomó la patita, y decidimos emprender la conquista de la cima del Monte Olimpo. ¿Qué hay mejor que comenzar el día con una buena caminata? Bueno, tal vez una siestecita en un sofá mullido, pero eso es otra historia.

Mientras subíamos por el Monte Olimpo, nos cruzamos con unas cabras montesas que decidieron hacer acto de presencia. ¡Cabras, de esas con cuernos y patas ágiles que parecen estar en modo "escalada" constante! Tengo mucho pelaje y un ladrido impresionante, pero no quiero medir mis fuerzas con cabras expertas en alpinismo. Así que, como cualquier perrito valiente y sensato haría, les lancé unos ladridos bien sentidos y se apartaron de nuestro camino. ¡Nunca subestiméis el poder de un buen ladrido! Aunque, si soy honesto, no sé si asusté a las cabras o si simplemente decidieron seguir su camino. Pero lo importante es que mantuve a mi equipo a salvo y alejé a las montañesas intrusas.

Subimos unos cuantos picos, como Skolió y Skála, que no eran para nada "escálas" en la diversión. Pero ¡sorpresa sorpresa!, en Skála se armó un jaleo que ni un Black Friday en una tienda de chuches. Montañeros por doquier, como si regalaran hamburguesas gratis en la cima.

Decidí quedarme con mi tito Joan mientras mi papi se metía en la aventura extrema de llegar al pico más alto, Mútikas. ¡Edu, siempre buscando emociones fuertes! Allí conoció a Allan, el irlandés intrépido. Juntos,subieron y bajaron. Y créedme, había tanta gente que parecía una fiesta de la montaña. Mientras tanto, yo y tito Joan nos entreteníamos contando chistes perrunos.

Al volver, nos sentamos a devorar unos bocadillos y compartimos risas y anécdotas. La bajada fue más rápida que un chiste de perros. Parecía que estábamos deslizándonos montaña abajo como si fuéramos expertos en trineo.

De vuelta en la cámper descansamos un rato, pero pronto salimos en dirección de la siguiente atracción, que será Meteora. ¡Y eso suena más emocionante que un juego de buscar la pelota! Pero antes de llegar a aquella emocionante zona encontramos un lugar para pernoctar en plena naturaleza. Aqui el frío es menos intenso que anoche ya que no estamos tan alto en la montaña. Así que, después de un día genial, nos preparamos para descansar y recargar nuestras energías para la próxima locura. ¡La vida es una aventura!

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
3 + 16 =
Resuelva este simple problema matemático y escriba la solución; por ejemplo: Para 1+3, escriba 4.