Día 173

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La vida en la cámper siempre tiene sus sorpresas, ¡y no siempre son de las buenas! Pero no os preocupéis, he pasado un día relajado, mientras mi papi y mi títo visitaron Pamukkale.

Por la mañana, cuando salimos de la cámper, vimos algo que parecía una escena salida de un cómic - ¡globos en el cielo! Vale, no tantos como en Capadocia, pero aún así era un espectáculo. Papi Edu y Tito Javi estaban emocionados, pero yo estaba un poco perplejo ante esos globos voladores que parecían sacados de una tienda de juguetes gigantes. Cuando los globos comenzaron a aterrizar decidimos arrancar el coche rumbo a la entrada de Pamukkale. Pero aquí viene el giro inesperado. Papi Edu, tan emocionado por llegar al "castillo de algodón", se olvidó de recoger la escalera y - ¡Bam! La escalera sufrió un accidente de tráfico y ahora está cojeando. Sí, nuestra escalera tiene una vida muy emocionante.
Yo por otro lado tenía planes diferentes. Quería ver Pamukkale, pero cuando me enteré de que había agua y hasta una piscina cambié de opinión más rápido que un rayo. No es que no me guste el agua, pero soy más del estilo de "cucharita" que de "clavado".
Papi Edu y Tito Javi se aventuraron en el recinto y ¡tardaron una eternidad en volver! Parece que se sumergieron en la experiencia. Además de visitar la "montaña blanca" nadaron en la piscina de Cleopatra (yo pensaba que Cleopatra prefería el perfume, pero bueno), almorzaron en el restaurante de la piscina y exploraron parte de Hierápolis y el Museo Arqueológico. Casi me creí que se habían mudado.
Cuando finalmente regresaron, ¡no sabéis cuánto me alegré de verlos! Recogimos nuestras cosas y salimos del pueblo de Pamukkale, pero antes de continuar nuestro viaje, pasamos por la lavandería casera para recoger la ropa limpia. Queremos mantenernos frescos y limpios en esta odisea, ¡no queremos asustar a los lugareños con nuestro "aroma de viaje"!
Nuestro destino de hoy fue el Lago Salda. En el camino hicimos algunas compras (¡no queremos quedarnos sin provisiones en medio de la nada!) y repostamos el coche. En el lago encontramos un lugar bonito en la orilla, entre los pinos. Parece el lugar perfecto para pernoctar. Y no estamos solos, hay otras cinco cámperes y algunas familias turcas haciendo picnic y barbacoa, ¡porque hoy es sábado y los sábados son para celebrar!

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