Cerramos Irlanda con paseo de película, cantera clandestina, colada con vagabundo cervecero y camarote “pet‐friendly” donde me prohibieron la cama… y fui el primero en subirme.
🇮🇪 Una semanita más en Irlanda
De playas interminables a dunas y reservas naturales, terminamos el día entre colinas y brezos, explorando, jugando y disfrutando del último rincón secreto antes de despedir Irlanda.
De ruinas medievales a ferris tragacoches, pasando por el faro más viejo del planeta y una cena tardía con viento en modo secador industrial: día completito para un perro explorador y su humano despistado.
De reyes vikingos a playas prohibidas, pasando por un marinero de metal que nunca pestañea. Yo, con la cola en alto, viví un día de castillos, acantilados y siestas con ronquidos gloriosos.
Entre ruinas milenarias y un puente gigante, corrí, olfateé y salté entre charcos mientras la lluvia nos acompañaba. Waterford nos esperaba con aventuras y vistas al río.
Entre dunas, playas y chaparrones, seguimos la ruta hasta un rincón solitario cerca de Tintern Abbey. A veces la lluvia también sabe a aventura.
Hoy sin tito Joan, con lluvia y multas misteriosas, recorrimos carreteras de peaje invisibles, exploramos ruinas misteriosas y acabamos olfateando la costa de Wicklow.