Exploramos Scarborough entre bahías, dragones de pedal y lápidas tranquilas. Luego caminamos por los acantilados hasta Boggle Hole, buscando vistas, historia y un sitio donde dormir sin tráfico.
Global Tracking 2025
Crucé York de cabo a rabo buscando jamón… y resulta que el de York no es de York. Eso sí, encontré una torre, un puente, una muralla y un humano con pollo. Nada mal para un jueves.
Dormimos mal entre dudas, cuervos y cabezas del revés. Conducimos por túneles verdes llenos de baches hasta un campo de trigo con puesta de sol. Jugando con la pelota llegaron dos tipos… ¡y acabamos invitados a una feria de caballos!
Tras cinco días de mimos familiares (y esquivar al primo-gato ninja), tocaba volver al asfalto. Lo que no sabía es que el barco sería más aburrido que un domingo sin pelota.
Pastilla antiparasitaria, paseo al centro comercial y cena de despedida… mientras yo me quedo en casa con el pusi vigilando la logística.
Hoy hubo reunión humana en casa, con visitas, pasteles y... ¡más mimos para el gato que para mí! Menos mal que luego salimos a olisquear el campo y recuperar dignidad.
Hoy llovía hasta en los pensamientos. Me refugié en la cama del gato (sí, lo confieso). Por la tarde los humanos salieron en bici a un teatro con 4000 personas, mientras yo me quedé vigilando la casa… y al pusi.
Papi se va a nadar con Tito Antonio y yo me quedo en el sofá... ¡pero vuelve con pelotas nuevas! Paseo con lago, molino holandés y selfie incluido. Dormimos en la camper, como toca.
Intento fallido de ducha campestre, autovías llenas de camiones y vacas que me miran raro. Pero también: abrazos, familia y la cámper aparcada frente a casa. ¡Hola de nuevo, Holanda!
Dormimos mal pero cruzamos media Alemania entre parones y carreteras chungas, y acabamos en un bosque tranquilo al borde de Holanda. Sin queso hoy, pero con paseo y silencio.
Hoy hubo viñedos, abrazos alemanes, una garrapata traicionera y un señor que hablaba más que un loro con café. Pero al final, bosque tranquilo y patas al aire. Día completito.
Dormimos con banda sonora de cascada, descubrimos un castillo sin turistas, corrimos entre rocas mágicas y cruzamos a Alemania con queso de contrabando. Y todo sin perder el rabo.