Nallıhan - İstanbul

Hoy hemos vuelto a Europa, ya que hemos llegado a Estambul, y más precisamente a la parte europea de esta ciudad que se encuentra en dos continentes a la vez.

Papi Edu, tito Javi y yo habíamos dormido en un lugar mágico, rodeado de montañas de colores que parecían sacadas de un arcoíris en esteroides. Incluso yo, un perro experimentado en aventuras, estaba impresionado. Pero como dicen por ahí, "donde hay risas, hay tropiezos".

Decidimos explorar un poco más, así que nos subimos al coche en busca de la vista perfecta de la montaña. Pero aquí viene la parte cómica: ¡los caminos de arena parecían conspirar contra nosotros! Girábamos a la izquierda, luego a la derecha, y nos encontrábamos en ninguna parte. ¿Estaban los caminos jugando al escondite? Volvimos a la civilización con una gran pregunta en mente. ¿Quién estaba detrás de este complot de caminos traviesos?

Seguimos conduciendo por la carretera principal, sabiendo que todavía nos separaban muchos kilómetros de Estambul. Así que, como siempre, continuamos conduciendo y conduciendo. Solo hicimos una parada alrededor de las dos de la tarde en un pueblo cercano a la autovía para comer. ¡No podíamos perder mucho tiempo, teníamos una ciudad que conquistar!

¡Y luego, enfrentamos el atasco perpetuo de Estambul! Debo decirles que el tráfico aquí es como un juego de ajedrez en el que todos los peones deciden moverse a la vez. ¡Un caos estratégico! Pero aquí viene la cereza en el pastel de esta aventura: pasamos por el túnel que conecta la parte asiática con la parte europea de Estambul, sin pagar el peaje. Sí, mis amigos, nos convertimos en rebeldes viajeros. ¡que no nos escuchen!
Una vez que llegamos al otro lado, encontramos un área de autocaravanas donde vamos a pasar unas noches. Hay campistas de todas las nacionalidades y formas. Es como una conferencia internacional de rodantes sobre ruedas.

Y entonces, tito Javi tuvo la idea brillante de pedir pizzas a domicilio. Imaginen la escena: caravanas de todos los tamaños y formas, y aquí estábamos nosotros, recibiendo pizzas como si fuéramos los reyes de la fiesta de las caravanas. Y así termina este día. Descansamos en Europa, después de haber pasado tres meses y medio en el continente asiático.