Día 13: (TTS)
Corrige la puntuación de esta historia, escribe los números en texto (también en fechas y número de día) y escribe las horas de forma natural. No cambies nada más y deja una coma después del día de la semana en el título: . Día 13:. Valle de Abdalajís - Antequera. ¡Ay, qué jaleo de día! Resulta que, aunque la noche estuvo genial y todo, no pudimos dormir demasiado. A las 7 de la mañana el móvil de papi empezó a decir “pimping” otra vez, como si fuera el despertador de un monstruo. Y claro, papi saltó de la cama como un resorte, salió corriendo a la tienda a buscar el cacharrito ese que hace ruidos y que tanto le gusta. Estuvo media hora rebuscando por debajo de cada piedra y entre los juncos, pero el móvil nada, no estaba por ninguna parte. Mientras tanto, recogió la tienda, metió todo en la mochila y estaba a punto de explotar de tanto estrés. Decidimos salir de ese sitio tan bonito y nos metimos en un par de granjas, pensando que a lo mejor encontrábamos a alguien con un móvil para rastrear el nuestro, pero las casas estaban todas abandonadas, como si hubieran salido a una fiesta sin avisar. Así que nos pusimos a caminar hacia Antequera, pero sin móvil ni GPS, papi estaba un poco perdido. Pero no contaban con mi superpoder: ¡mi sentido de la orientación! Gracias a mí encontramos una carretera que nos llevó directamente a Antequera. Y sin querer, ¡hicimos un trozo del Camino de Santiago! ¡Toma ya! Una vez instalados en el hotel, papi se puso en modo misión imposible y salió disparado a comprar un móvil nuevo en Robafone. Por la tarde, la sorpresa de mi vida: ¡papi Carlos apareció de repente! Un taxi paró delante del hotel y allí estaba él, ¡qué felicidad! Tanto besito que me dio que, en el lío, me tiré de sus brazos al suelo y me di de boca en el parqué. Sangré un poquito, pero no pasa nada, ¡soy un perro duro! Mis papis salieron a dar una vuelta, pero yo no pude acompañarlos. Se fueron unas dos horas y cuando volvieron me contaron que, con otro móvil, habían conseguido localizar el perdido. ¡Mira cómo sonríe papi Edu con su móvil! Menos mal que lo encontró, porque, ¿cómo iba a seguir escribiendo mi blog sin móvil? ¡Eso sí que hubiera sido un drama perruno! Por la noche paseamos por el precioso centro de Antequera. Mis papis cenaron en una terraza, pero yo, con la boca aún molesta por el golpe, me tumbé temprano. Y así terminó otro día lleno de emociones y sorpresas. ¡Vaya aventura, os lo juro!