Corrige la puntuación de esta historia, escribe los números en texto (también en fechas y número de día) y escribe las horas de forma natural. No cambies nada más y deja una coma después del día de la semana en el título: . Día 6:. Ubrique - Montejaque. ¡Seis días llevamos ya dándole al GR-7, amigos! Y os digo una cosa: hoy ha sido mi jornada favorita hasta ahora. No solo por los paisajes espectaculares, sino también porque, en vez de acampar en la sierra con frío, hemos acabado durmiendo cómodamente en un hotelito. Todo un lujo para este perro trotador y su papi mochilero. La aventura empezó saliendo de Ubrique, caminando por una calzada romana. Ahora, entre vosotros y yo, ¿qué les pasaba a los romanos? Esa "calzada" era más bien una trampa para pezuñas, llena de piedras puntiagudas por todas partes. Yo creo que los romanos debían tener coches con ruedas todoterreno, porque no entiendo cómo andaban por ahí sin protestar. La subida fue continua hasta llegar a un pueblecito encantador llamado Benaocaz. Hicimos una pausa corta, suficiente para que papi tomara aire (y yo olfateara todas las esquinas posibles), y seguimos la marcha. El camino nos regaló momentos emocionantes, como cuando nos encontramos con vacas bloqueando el sendero. Pero tranquilos, que para eso estoy yo: **¡Chuly, el desalojador oficial!** Un par de ladridos bien colocados y las vacas entendieron que era hora de despejar el paso. El plan inicial era quedarnos a dormir en Villaluenga del Rosario, pero... sorpresa: en ningún alojamiento admiten perros. ¡Vaya plancha! Así que nos limitamos a comer algo en la terraza de un bar al lado de la iglesia, rellenamos las botellas de agua y seguimos andando hacia el bosque, donde pensábamos acampar. Este tramo del día fue espectacular, lleno de gente haciendo senderismo. Pero claro, ellos iban con mochilas ligeritas y solo para un día. Nosotros, en cambio, cargados como mulas y acumulando kilómetros como campeones. Eso sí, no les culpo por estar ahí: **la ruta era de las más bonitas que hemos hecho hasta ahora.** Primero subimos una montaña, luego bajamos a un lugar mágico llamado los Llanos del Republicano. Después otra montaña más alta todavía y finalmente llegamos a los Llanos de Líbar, que parecían sacados de una postal. Entre tanto paisaje, se nos olvidaron los kilómetros (y las piernas cansadas de papi). Sin darnos cuenta, estábamos ya más cerca del siguiente pueblo, Montejaque, donde pensábamos dormir mañana. Pero claro, en la sierra hace un frío que pela, así que decidimos caminar un par de horitas más y llegar directamente al hotel. Hoy me he portado como un campeón. Caminé todo (bueno, casi todo) sin quejarme ni una vez, y mi papi no paraba de decir que soy una máquina, un superhéroe, ¡el Superman de los perros! Yo no sé si será para tanto, porque Superman nunca parece cansado, y yo, una vez que llegamos al hotel, caí rendido en la cama. Dormí como un tronco, y mañana… ¡más aventuras! 🐾💥