Qué pesados son los perros callejeros 🐕 en Macedonia del Norte 🇲🇰
Iglesia de San Nicolás⛪Matka 🇲🇰 Macedonia del Norte
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Hoy os traigo una aventura de esas que mezclan historia, naturaleza y un poquito de "¿pero qué pasa aquí?". Amanecimos en la fortaleza de Tetovo (o lo que queda de ella porque más que fortaleza parece el set de una peli postapocalíptica). Está tan en ruinas que la naturaleza ha reclamado el terreno: plantas por aquí, árboles por allá y, bueno, ¡mierda de caballo también! Sí, porque al parecer la gente la usa de establo. Como toque final está plagada de basura, algo que ya no nos sorprende en Macedonia, pero oye, la noche la pasamos tranquilos. Vinieron coches, se fueron coches, pero nadie nos dio guerra y dormimos como un rey y su esclavo humano.
Después de estirar las patas y explorar entre ruinas tocó arrancar la furgo y poner rumbo al famoso cañón de Matka. En el camino pasamos por la autovía de Madre Teresa porque resulta que esta señora nació en Skopje. No llegamos a la ciudad porque nos desviamos tras el segundo peaje (dos veces 40 dinares, menos de un euro, así que no me quejo).
Cuando llegamos al cañón el panorama cambió. Allí hay de todo: una presa que forma un embalse, alquiler de barcos y kayaks, un hotel, una iglesia pequeñita... Vamos, un lugar que parece sacado de un catálogo de turismo de montaña. Pero nosotros, que ya hemos visto cañones y presas antes, decidimos no montar en barco. Además me pareció que sería como el cañón de Albania que visitamos hace un par de años, ¿os acordáis?
Lo que sí nos motivó fue un sendero que cruzaba un puente peatonal y subía hasta la iglesia de San Nicolás. Son unos 2 kilómetros de subida (y otros 2 de bajada claro) pero el camino estaba genial, bien marcado y sin confusiones. Después de sudar un poco (bueno, yo menos porque tengo cuatro patas y soy más ágil) llegamos a la iglesia. Un sitio tranquilo con vistas espectaculares desde varios cientos de metros sobre el río. Aunque la iglesia y el chiringuito estaban cerrados, disfrutamos del silencio y de la panorámica.
La bajada fue pan comido y al volver al coche ya estábamos pensando en dónde pasar la noche. No tuvimos que buscar mucho porque a solo 4 o 5 kilómetros encontramos una zona de picnic súper tranquila con un aparcamiento y el inicio de otro sendero. Eso sí, para llegar tuvimos que dar una vuelta porque no hay puente directo. Google Maps, siempre tan simpático, sugirió: "coja el helicóptero". ¡Pues nada, helicóptero no hay, pero aquí estamos!
Ya duchados, comidos y relajados os cuento todo esto mientras espero mi próxima siesta. Mañana, ¿qué nos deparará el camino?
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