Eskibağ - Ömürlü

Hoy ha sido un día de récords en cuanto a kilómetros en coche y cantidades de basura en Turquía.

Comenzamos la mañana después de una noche en la que dormimos como osos, aunque ese chorro de agua del manantial tenía planes diferentes para nosotros. Cada vez que te sentías cómodo en la cama, parecía que el manantial decía: "¡Hora de mear, chicos!"

Pero no había tiempo para lamentos, porque hoy nos esperaba una auténtica maratón sobre ruedas: ¡327 kilómetros en coche! Por un lado porque teníamos que avanzar hacia Kayseri, lo que resultó ser una odisea en sí misma.

Por otro lado, mi papi desplegó su habilidad para buscar lugares chulos en las apps Park4night y iOverlander, pero hoy la suerte no estaba de nuestro lado. Probamos varios lugares, pero ninguno me hacía saltar de de alegría . Algunos, incluyendo el sitio donde estamos ahora, eran como si hubieran sido el campo de entrenamiento de las gaviotas locas por la basura. ¡Qué panorama!
Pero papi Edu, siempre tan comprometido con el planeta, se puso en modo "Superlimpiador". Agarró una bolsa y empezó a recoger basura a una velocidad que hasta yo tenía dificultades para seguir con la vista. ¡Menudo tipo ecológico!
Después de una breve pero intensa sesión de limpieza, finalmente dimos con un sitio genial en la orilla de Tuzla Gölü. Sí, suena elegante, ¿verdad? Pero en realidad, es un lugar con encanto, y la vista del lago y las montañas cercanas es para hacer que cualquier perro mire dos veces.
Así que aquí estamos, disfrutando de la paz y la tranquilidad del lugar, mientras yo observo el lago (o mejor dicho el desierto de sal) con cara de perro pensador y papi Edu se convierte en el chef de nuestra cámper de lujo. A veces, son estos desafíos inesperados los que hacen que los viajes sean memorables.