Day 136

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Si crees que después del día intenso de ayer, hoy tocaría un día más tranquilo... estás equivocado.
Nuestra lugar de pernocta no estaba nada mal pero no había mucho tiempo para disfrutarlo, porque ya pronto nos pusimos en marcha. En coche llegamos a un monumento muy singular que nos gustó mucho: el monumento del alfabeto armenio. Son treinta y tantos letras ilegibles de esa escritura armenia. Queríamos hacer selfies con nuestros iniciales y menos mal que había una mujer armenia que vive en España, y nos explicó dónde están la Jota de Joan, la E de Edu y por supuesto la Ché de Chuly.
Cerca del monumento de las letras también hay varios monumentos religiosos: una capilla de mármol y cristal, una iglesia al aire libre y una cruz gigante hecha de cruces de tubos de acero.
Cerca del monumento del alfabeto también comienza la carretera hacia el monte Aragats (que no es el monte Ararat). En coche subimos hasta el final de la carretera, donde hay un pequeño lago, un hotel, restaurante y un observatorio. Pero nosotros subimos un poco más, por el campo, hasta llegar a un sitio plano con unas vistas increíbles, a una altitud de 3450 metros, donde vamos a dormir.
Pero después de la comida y un ratillo de descanso nos pusimos a andar, con el objetivo de llegar a un parche de nieve que parecía bastante cerca. Bueno... la nieve estaba un poco más lejos que pensábamos, y mi papi nos convenció para subir más, y más, y más, hasta una de las cimas de la montaña. No fue un paseo fácil pero mereció la pena, porque desde aquella cima podíamos ver lo que parece el cráter del volcán. Por dios, qué bonita!
Ya eran las siete y pico cuando comenzamos a bajar, y aquí el sol se pone a las ocho en punto. Pero gracias a mi olfato encontramos el camino de vuelta sin problema y llegamos a casa a las ocho y pico, todavía con un poco de luz. Ahora sí, vamos a descansar.

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