Hace mucho que no hacemos senderismo en condiciones, pero hoy sí. Ha sido duro, pero muy bonito.
Queríamos ir en coche a un pueblo abandonado que está en el valle muy cerca del sitio donde habíamos dormido. Pero después de un kilómetro la "carretera" estaba tan mala que dejamos el coche al lado del camino de campo y bajamos andando. Muy pronto nos encontramos con unos perros callejeros (aquí en Armenia hay pocos). Al principio ladraban mucho y no parecían muy amables pero uno de ellos nos persiguió todo el tiempo y al final resultó bastante simpático.
El pueblo abandonado era parecido al que vimos ayer. De las casas solamente quedan algunos muros pero curiosamente la iglesia está en bastante buen estado. Esto sí, no costó mucho trabajo encontrar la puerta. Estaba abierta e incluso podíamos entrar en el templo.
Por el pueblo también pasa un sendero señalizado y que también está en el mapa de mi papi. A pesar del calor decidimos seguir este sendero porque pasa por unos paisajes muy bonitos. Dice mi papi que aquí se parece un poco a Capadocia en Turquía. Yo no lo puedo confirmar... todavía.
Pero bueno... el sendero tiene que ser de la época soviética y desde entonces muy poca gente han pasado por el camino, porque estaba todo muy cubierto de vegetación. Y las plantas no eran nada agradable; todas pinchaban y picaban y nos costó muchísimo trabajo seguir el camino. Además, con el calor que hacía... yo ya estaba hasta los huevos y me negaba a caminar más. Pero mi papi decía que así no íbamos a llegar nunca y de vez en cuando me cogía en brazos o me remolcaba con la correa por el campo. Qué bruto, por dios!
Después de un par de horas llegamos a un tipo de merendero, con un manantial, sombra y un busto de un tío (no sé quién es). A partir de allí el camino fue mucho más fácil, aunque nos quedó bastante distancia. Llegamos a la carretera asfaltada, caminamos media hora más, pasamos por el monumento donde habíamos dormido y unos diez minutos más tarde llegamos al coche que seguía allí en medio del campo.
Había hambre y ambos estábamos súper cansados. Entonces no nos complicamos la vida: volvimos al mismo lugar detrás del monumento, para comer, descansar y al final pasar otra noche aquí. La verdad es que es un sitio maravilloso y gracias al árbol gigante no pasamos demasiado calor.
Añadir nuevo comentario