Hola, aquí estoy de nuevo. He tardado un par de días porque papi no me dejó su móvil para subir las cosas al blog porque no podía gastar la batería. Es que íbamos a estar en el bosque tres días / dos noches.
A las nueve de la mañana Tito Christoph se marchó en su coche y nosotros media hora más tarde, caminando. La ruta... casi ya sabéis... bonita, bosques, olivares etc etc pero también vimos unas cosas chulas.
En el medio del parque natural hay un sitio curioso que se llama La Resinera. Es como una aldea pero con una antigua fábrica donde hacían cosas con las resinas que extraían de los pinos. Creo que a veces se puede visitar pero hoy estaba todo cerrado, salvo un bonito jardín donde descansamos y jugamos un rato con la pelota.
Un par de kilómetros más allá, en un llano, hay una lista de aterrizaje. Se podía ver una avioneta aparcada y me habría gustado correr un poco por la pista pero no se podía entrar.
Luego bajamos al pueblo Jayena; íbamos un poco de prisa porque papi quería comprar en el supermercado. A las dos menos un minuto llegamos al súper. Ya estaban cerrando pero papi pudo entrar para comprar un par de cosas. Como iba de prisa no me amarró en la puerta y aproveché. Nunca había estado en un supermercado (salvo una vez cuando me escapé del parque en Sevilla para ir a pedir salchichas en la charcutería) pero madre mía, ¡qué gozada! Mientras papi estaba comprando frutas del hombre, la mujer del súper intentaba echarme de la tienda. No paraba de gritar "tsss... fuera, tsss... fuera" pero como es un labirinto lleno de jamones, galletas, y miles de golosinas más, no logró cogerme. Creo que nadie se enteró de que di un buen lamentazo a unos de los jamones que estaba a mi altura, jijiji.
Después de la carrera por el súper fuimos a un bar donde también había alojamiento, pero cuando papi preguntó si yo también era bienvenido, el camarero dijo que todo estaba ocupado. ¡Claroooo, mentira! ¿Cómo va a estar completo si siempre somos los únicos en el alojamiento? En fin, en este pueblo no podíamos quedarnos, entonces después de la comida en el mismo bar, tocó más camino, pero solo un par de kilómetros. Allí había una zona de acampada controlada, o sea un tipo de camping donde no hay nada más que mesas de picnic, barbacoas y unas fuentes de agua no potable (al menos no para vosotros seres humanos). Pero era cómodo, el suelo blandito con la capa de espinas de los pinos y entonces nos quedamos allí. Creo que voy a dormir bastante bien porque es muy tranquilo, solo pasó un tío en coche que estaba paseando su perro que iba corriendo al lado del coche. Un poco loco es, ¿no?
Que de aventuras Chuly! Y cuanta gente desconocedora de las criaturas perruna! No saben que hay perritos casi humanos como tú!