El día de hoy no entraría en la lista de días más interesantes, pero esto puede ocurrir.
No habíamos dormido demasiado bien, a pesar del silencio enorme allí en la pradera con el arroyo. Quizás demasiado silencio tampoco sea bueno para nosotros. Entonces arrancamos lentamente y sobre las doce cogimos el coche para meternos un poco más en el valle del pequeño río. Donde el camino de tierra cruza el río aparcamos y nos dimos un pequeño paseo. Pero pronto comenzó a llover y volvimos a coger el coche.
Paramos en una ciudad con un nombre complicado (Kızılcahamam, sin puntos en las íes). Mi papi hizo compras en un supermercado y luego ya salimos para encontrar un sitio para pernoctar. Pero ya se hizo un poco tarde y aún no habíamos comido, entonces hicimos una parada de mediodía al lado de una carreterita forestal.
Para luego llegar al lugar donde mi papi había pensado pasar la noche, tuvimos que ir media hora más en coche por las carreteras buenas, y luego subir con el coche por un camino de barro y piedras. El sitio, casi en la cima de la colina, era muy bonito pero había comenzado de llover, hacía frío y hacía mucho viento. Además, cuando estábamos explorando a pie los alrededores del sitio, un chico (será vaquero) comenzó a hablarle a mi papi. A mi me daba muy malas vibraciones. Solo hablaba en turco pero lo que decía no sonaba muy amable y también le faltaba una sonrisa. Cuando comenzó a hacer fotos de nuestro coche (con su móvil, porque los vaqueros y pastores modernos siempre están conectados) mi papi decidió marcharnos en coche. A un par de kilómetros de la carretera principal y al otro lado encontramos un sitio estupendo, al lado de un pequeño lago. Ha comenzado a llover fuertemente, pero a parte de las gotas que se caen en el techo de la cámper no se escucha nada. Ah, si! Como siempre, hay ranas. Quaaack!
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